Los malgaches, habitantes de la
Madagascar, veneraban un
fetiche llamado
Makemba, este cuidaba especialmente del rey y de sus dignatarios, su forma era una trenza de tres cabos atada con una cinta a la que colgaban conchas, huesos, plumas y otras cosas semejantes. Su culto consistía en aspersiones hechas sobre el fetiche y sobre el rey por los brujos, y en la impregnación de un líquido rojo, que también servía para los amuletos y que recuerda el uso del ocre rojo, símbolo de la vida, por los hombres prehistóricos.